La industria farmacéutica es un sector con una actividad industrial muy potente y con un alto impacto en la inversión, la exportación y el empleo de nuestro país. Así lo refleja el Estudio sobre la implantación industrial del sector farmacéutico en España, realizado por la consultora ManageArt para Farmaindustria, en el que se detalla por primera vez cuáles son, qué tipo de actividad realizan y qué impacto tienen las plantas de producción de este sector. La industria farmacéutica cuenta en España con un total de 103 plantas de producción de medicamentos de uso humano, once de ellas de medicamentos biológicos. Si se suman las fábricas de producción de principios activos (46) y de uso veterinario (24), el total de plantas farmacéuticas en nuestro país asciende a 173, pertenecientes a 122 grupos empresariales.
El informe incluye un mapa actualizado con la ubicación de todas las plantas a lo largo del territorio español, clasificados según la tipología de planta, que puede consultarse en este enlace. Así, la mayor concentración de las plantas identificadas se encuentra en Cataluña, que concentra 79 de las 173 plantas, seguida de la Comunidad de Madrid, con 40; Castilla y León, con 14, y Castilla-La Mancha, con 8. El 62% de las plantas (106) pertenecen a compañías españolas; el 22% (37), a europeas, y el 17% restante (30), a grupos de fuera de Europa.
“Los datos del estudio sitúan a España como uno de los países europeos con un mayor potencial de fabricación de medicamentos, precisamente en un momento en el que hemos visto claro hasta qué punto los medicamentos son un bien estratégico y de seguridad para los países”, afirma Javier Urzay, subdirector general de Farmaindustria. “Tenemos un potente tejido industrial con una alta presencia de empresas nacionales y multinacionales -añade- que tienen a nuestro país como pieza clave de su cadena de producción”.
Las plantas de la industria farmacéutica en España producen por un valor superior a los 16.000 millones de euros. El último dato oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja un valor de la producción farmacéutica de 16.246 millones de euros en 2019, un 7,6% más que en 2018. Además, el informe señala unos crecimientos del 4,9% en 2021 y un 8,8% en 2022, a partir de una encuesta a directivos del sector.
Otra variable importante es el alto nivel de internacionalización de las plantas españolas, que, según datos del INE y de la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, superaría el 75% de la producción nacional. Hay que recordar que el medicamento es ya el cuarto producto más exportado de nuestro país, según la última Memoria de Farmaindustria.
El otro gran impacto de las plantas del sector está relacionado con el empleo, tanto por su efecto de arrastre en otros sectores como por la calidad de este, con un nivel salarial por encima de la media. El informe detalla que las plantas industriales de fabricación de medicamentos en España emplean de forma directa a 36.338 personas, con un crecimiento anual acumulado del 4,2% desde 2019. Además, sumando los empleos que genera la industria farmacéutica, tanto indirectos como inducidos, por su elevado número de proveedores y servicios externalizados, las plantas farmacéuticas contribuyen a un total de 183.506 empleos en España.
Inversión continuada y mejora de la sostenibilidad ambiental
El análisis también destaca la fuerte inversión continuada que realizan las compañías en sus plantas, con una media de casi mil millones de euros al año en los últimos cinco años. Según las estimaciones, la industria habrá invertido más de 4.800 millones de euros en sus plantas en el periodo 2019-2023. Este nivel de inversión continuado supone que la tasa de inversión sobre el activo neto supera el 20% anual en promedio y ha ido aumentando desde 2019 hasta alcanzar aproximadamente un 27% del valor del activo en 2022.
La sostenibilidad medioambiental de las plantas de producción ha sido la otra gran prioridad en los últimos años en el sector, según el refleja el informe, que afirma que es de los sectores “más sensibles y desarrollados en este campo”. Dos ejemplos: la eficiencia energética mejora, como demuestra el que la ratio de consumo de energía por empleado se ha reducido más de un 8% en tres años. Además, las plantas industriales están tomando conciencia de la importancia de garantizar el origen de la energía que consumen: el sector alcanza casi el 70% de su energía con garantía de origen renovable.
Oportunidad para España como ‘hub’ de fabricación
Más allá de estos números, lo que pone de manifiesto el estudio, según el subdirector general de Farmaindustria, es la oportunidad que significa para España el que la industria farmacéutica tenga una presencia industrial tan importante en nuestro país: “La pandemia ha mostrado, entre otras enseñanzas, que los medicamentos son un bien estratégico y de seguridad para los países y ha hecho plantearse a gobiernos de toda Europa la pregunta de si nuestra dependencia de otros países, sobre todo de Asia, en producción de ciertos principios activos y medicamentos estratégicos es excesiva y si deberíamos crear el marco adecuado para recuperar parte de esa producción”.
Aunque crece la competencia de otros países -en particular de las grandes economías emergentes-, “en España tenemos las bases apropiadas para convertirnos en un gran hub de producción de medicamentos en Europa”, señala. Para ello, afirma, lo único que hace falta “es tener clara una hoja de ruta, una estrategia a medio y largo plazo que dé confianza al sector para poder realizar las inversiones que son necesarias en este ámbito”.
En esta línea, el estudio constata fortalezas como la alta calidad de las plantas, los costes competitivos, la disponibilidad de tecnología avanzada y de personal cualificado y el entorno laboral atractivo, pero también apunta desafíos importantes y urgentes en un entorno de creciente competencia internacional, que van desde la alta dependencia del exterior en el abastecimiento de materias primas a la necesidad de impulsar la inversión en digitalización y plantas biotecnológicas, y apunta el escaso apoyo desde las administraciones a las inversiones industriales.
Urzay ilustra esta dualidad con el actual contexto de fuerte incremento de costes debido a la crisis energética y el aumento de la inflación. Por un lado, prueba la solidez y capacidad de resistencia de este sector, en el que sólo el impacto de los costes de la energía se estima en unos 500 millones de euros: “Las compañías están asumiendo en su totalidad estos sobrecostes, al ser el medicamento un producto intervenido”. Por otro, sin embargo, constata la presión que soporta, “sobre todo en algunos medicamentos estratégicos con márgenes muy estrechos”, y la necesidad de afrontar con rapidez y visión estratégica las debilidades y desafíos.
En este sentido, afirma que el futuro Plan Estratégico de la Industria Farmacéutica que ha anunciado el Gobierno puede ser el instrumento adecuado para articular este impulso a la fabricación de medicamentos en nuestro territorio: “Sería una gran pérdida de oportunidad no hacer una apuesta firme por reforzar el tejido industrial farmacéutico en España. Nuestro objetivo primero hoy es definir junto a la Administración este marco estratégico de país que nos permita desarrollar estas potencialidades”.
-Accede al Estudio sobre la implantación industrial del sector farmacéutico en España