El desarrollo de nuevos tratamientos más precisos, efectivos y con menores efectos secundarios, junto a la generalización de las campañas de detección precoz por parte de las autoridades sanitarias, el mayor conocimiento científico sobre la enfermedad por parte de los especialistas, los avances en la cirugía y el diagnóstico y la mayor concienciación de las pacientes, ha hecho posible incrementar de forma muy importante en las últimas décadas las tasas de supervivencia de las mujeres con cáncer de mama en España.
Gracias a todos estos avances, hoy el 90% de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama sobrevive a los cinco años, frente al 70% de los años 80. Y estos datos son más relevantes en tanto en cuanto el cáncer de mama sigue siendo el tumor más frecuente en las mujeres (el cuarto si se tienen en cuenta ambos sexos) en España, donde cada año se diagnostican casi 28.000 nuevos casos, según datos hechos públicos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) con motivo del Día Internacional de esta patología, que se celebra este jueves 19 de octubre.
Uno de los factores clave en esta importante mejora del pronóstico del cáncer de mama ha sido el desarrollo, a lo largo de las últimas décadas, de nuevos medicamentos cada vez más ajustados al perfil biológico y molecular de cada subtipo de tumor, fármacos cuya eficacia ha ido aumentando a la par que se reducían los efectos secundarios.
A lo largo de estos años la investigación del cáncer de mama ha ido logrando identificar nuevas dianas terapéuticas que han sido esenciales para desarrollar los nuevos tratamientos. Tal como señala la propia SEOM, desde que en los años 70 se demostraran los beneficios de la quimioterapia asociada a la cirugía y se generalizara, poco después, el uso del tamoxifeno, los avances terapéuticos no han hecho más que sucederse, provocando mejoras paulatinas de las tasas de supervivencia. Han sido hitos relevantes en este camino la aparición de familias de fármacos como las antraciclinas (años 80) y los taxanos (años 90).
El descubrimiento de que existían tumores de mama con perfiles biológicos diferenciados abrió la puerta, ya en el siglo XXI, a fármacos mucho más específicos, como el trastuzumab y otros posteriores, que han cambiado para siempre el pronóstico de una patología que, pese a los progresos, sigue causando la muerte de más de 6.000 mujeres al año en España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Apuesta por la investigación en España
Todos estos avances no hubieran sido posibles sin la contribución de la industria farmacéutica innovadora al campo de la investigación de nuevos tratamientos. En el caso de España, la oncología en general es el área terapéutica que agrupa en la actualidad mayores esfuerzos en materia de I+D de nuevos medicamentos.
La solidez del sistema sanitario, el alto nivel de preparación de sus profesionales, el apoyo de las administraciones sanitarias, la creciente implicación de los pacientes y la apuesta de la industria farmacéutica están contribuyendo a impulsar a España como ámbito de excelencia en materia de ensayos clínicos. Un buen ejemplo de ello es el cáncer, ya que el 37% de los realizados en España, englobando tanto los promovidos a iniciativa de la industria farmacéutica como los impulsados por entidades públicas, se desarrollan en el ámbito de la oncología en general, frente al 24% de la media europea, según datos del Registro Europeo de Ensayos Clínicos (EudraPharm) correspondientes a 2015.
En lo que se refiere en concreto al cáncer de mama, desde 2013 se han registrado en España 132 estudios clínicos sobre esta patología, según se desprende de los datos del Registro Español de Estudios Clínicos (REEC) dependiente de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). En el 84% de los casos el promotor es una compañía farmacéutica.
Casi el 30% de los citados ensayos están ya finalizados, mientras que la mayoría restante están en marcha o a punto de iniciarse. Asimismo, cabe destacar que la inmensa mayoría de estos estudios sobre el cáncer de mama en España, el 70,4%, se lleva a cabo a través de ensayos clínicos en fases tempranas (I y II), que son los requieren de un mayor nivel de complejidad en materia de investigación y permiten a su vez el acceso de los pacientes a las nuevas terapias de forma precoz.