Las vacunas son consideradas una de las intervenciones de salud pública más coste-efectivas y una de las armas más poderosas para los sistemas sanitarios, gracias a los resultados en salud que aportan y a que sus beneficios normalmente superan con creces a sus costes. Su positiva repercusión en la sociedad puede medirse tanto en términos de mortalidad evitada como en ahorros en costes sanitarios, ganancias de productividad laboral y otros factores externos positivos generados a corto y largo plazo.
Como está demostrando la actual pandemia, las vacunas son la solución a corto y largo plazo para poder garantizar el Estado de Bienestar. Salvo la potabilización del agua, ninguna otra medida de salud pública ha contribuido a disminuir tanto la mortalidad y morbilidad en la especie humana como las vacunas. Los programas sistemáticos de vacunación a nivel mundial han permitido, por ejemplo, la erradicación de la viruela, la cada vez más cercana erradicación de la polio, la disminución de más del 95% del sarampión en casi todo el mundo y el control de enfermedades como el tétanos, la difteria, la rubeola o la tosferina.
Las vacunas infantiles evitan cada año más de 3 millones de muertes en todo el mundo -60 muertes por hora-, así como epidemias e importantes secuelas sobre la salud. Actualmente existen más de 40 vacunas para la prevención de 25 enfermedades evitables y hay cientos de vacunas en fase de investigación, la mitad de ellas enfocadas a la prevención de enfermedades infecciosas o del cáncer. Al margen de las vacunas contra la Covid-19, y según los datos de la patronal de industria innovadora en Estados Unidos, Phrma, son más de 250 las vacunas en desarrollo: 125 para enfermedades infecciosas, 108 para cáncer, 14 para alergias, 3 para enfermedades autoinmunes y 2 para Alzheimer.
Las vacunas presentan una serie de desafíos únicos que complican particularmente su investigación, entre los que hay que incluir obstáculos científicos, clínicos y logísticos a lo largo del proceso de desarrollo. Estos desafíos se hacen más difíciles durante las emergencias de salud pública como la provocada por la Covid-19. Pero, incluso con estos inconvenientes, algunos de los nuevos tipos de vacunas están demostrando potencial para lograr pasar más rápido de la identificación inicial del virus a una vacuna viable, y posteriormente para ser aprobadas y puestas a disposición de la población.
En los últimos años se está trabajado para conseguir un aumento de las coberturas vacunales y cambios y ampliaciones de pautas, lo que ha permitido un mayor control de las enfermedades. De hecho, se estima que ampliaciones en la cobertura vacunal podrían evitar otros 1,5 millones de muertes anuales.
El valor social de las vacunas
Los resultados en salud son incontestables, pero también lo es su valor socio-económico, como demuestra el análisis de la literatura científica más reciente que ha hecho la Fundación Weber -especializada en Economía de la Salud- en el informe El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021. Sus ratios de coste-efectividad son unos de los más elevados en el terreno de los tratamientos y son el mejor ejemplo de que destinar recursos a los nuevos medicamentos no es un gasto, sino una inversión que retorna al sistema público en forma de ahorros directos e indirectos.
Sólo en España se estima que por cada euro invertido en vacunación infantil se ahorran 22 euros en gastos directos e indirectos. Así, el ahorro generado por los 94 millones invertidos en vacunación por el Sistema Nacional de Salud en 2016 se estima en 2.068 millones de euros, como recoge el citado informe.
Las cifras son similares en otros países como Estados Unidos, en el que, por cada dólar invertido en un programa de vacunación infantil contra la difteria, se ahorran a largo plazo un total de 27 dólares, de los cuales 9 dólares son ahorros en costes sanitarios directos para el sistema.
Igualmente, se estima que la vacunación contra 10 enfermedades en 73 países de ingresos bajos y medios realizada en el periodo comprendido entre 2001 y 2020 evitará 20 millones de muertes y ahorrará 350.000 millones de euros en costes de las enfermedades, lo que representa un valor social y económico de 820.000 millones de euros, como resultado de una mayor esperanza y calidad de vida.
Precisamente estos días se celebra la Semana Mundial de la Inmunización, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vinculado este año especialmente a la pandemia bajo el lema Las vacunas nos acercan. En esta campaña la OMS quiere mostrar cómo la vacunación nos conecta con las personas, los objetivos y los momentos que más nos importan, ayudando a mejorar la salud de todos, en todas partes y a lo largo de la vida.