Este jueves, 14 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una de las enfermedades no transmisibles seleccionadas por los líderes mundiales para intervenir de manera prioritaria, dado que se trata de un problema de salud pública global cuya prevalencia ha aumentado sin pausa en las últimas décadas.
En España, alrededor de unos 6 millones de personas padecen esta enfermedad, sumando los diferentes tipos (1, 2 y gestacional), de los cuales 5,3 millones son pacientes con diabetes mellitus tipo 2, la que está asociada a la obesidad, según datos del Estudio di@bet.es, realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (Ciberdem) y el Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con la Sociedad Española de Diabetes (SED) y la Federación Española de Diabetes.
El mismo estudio, el mayor análisis epidemiológico realizado en España, también apunta a que cada año se diagnostican más de 386.000 nuevos casos. En el mundo estas cifras se elevan a 422 millones de adultos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima que en 2030 la diabetes será la séptima causa de muerte en el mundo.
Un 50% de infradiagnóstico
Uno de los principales obstáculos que aquejan a esta enfermedad es que la mitad de los diabéticos no sabe que lo es. La diabetes no controlada da lugar a un gran número de complicaciones que incluyen problemas cardiacos, cerebrovasculares, neurológicos, en los riñones, la vista, los pies o los dientes.
Un estudio llevado a cabo por la Federación Internacional de Diabetes (FID) revela que muchos padres tendrían dificultades para detectar los signos de alerta de la diabetes en sus propios hijos. A pesar de que la mayoría de los encuestados tenían un familiar con diabetes, 4 de cada 5 padres no sabrían reconocer los signos de alerta. Por este motivo, 2019 es el segundo año que se va a dedicar a la familia, bajo el lema Diabetes: Protege a tu Familia.
No obstante, el incremento de la prevalencia de la diabetes producido en los últimos años, especialmente de la diabetes tipo 2, ha ido de la mano de un mejor control de la enfermedad, del desarrollo de nuevas formas de insulina y nuevas formas de liberación, para mejorar el control de la enfermedad y prevenir complicaciones vasculares a medio y largo plazo.
La industria farmacéutica tiene puesto el foco en la enfermedad desde hace años. En la actualidad, de los más de 7.000 medicamentos en desarrollo en el mundo 475 son para los distintos tipos de diabetes. España ocupa un lugar destacado en esta patología si se tiene en cuenta que en los últimos cuatro años se supera el centenar de ensayos clínicos en diabetes, según el registro de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).
Mayor control de la enfermedad y menos comorbilidades
Hacia 1980, la producción de la insulina humanizada a partir de una técnica recombinante revolucionó el tratamiento de la diabetes, el cual se reimpulsó posteriormente con la segunda generación, los denominados análogos de insulina humana, que presentan características farmacocinéticas que permiten mejorar el perfil de utilización de las insulinas convencionales. Existen varios tipos de análogos de insulina humana, que pueden ser de acción lenta, intermedia, rápida y prolongada.
Además de los distintos tipos de insulinas mencionadas, se han desarrollado nuevas formas de liberación de la insulina, como las plumas precargadas, las bombas de infusión o la insulina inhalada. Estos avances han facilitado su utilización, aumentado la satisfacción de los pacientes y elevado las tasas de cumplimiento del tratamiento, que se traduce en una menor morbilidad y mortalidad y en una reducción de la tasa de hospitalización y de visitas médicas, lo que repercute a su vez en el coste económico para el sistema sanitario, como refleja el estudio El valor del medicamento desde una perspectiva social, realizado por la Fundación Weber.
Además de las insulinas, existen distintos tipos de medicamentos antidiabéticos no insulínicos que han permitido ampliar el arsenal terapéutico disponible. Entre los más recientes destacan los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 y los inhibidores del SGLT2, que han demostrado no solo controlar la glucosa en sangre, sino también reducir el riesgo de accidente cerebrovascular en subgrupos de pacientes con diabetes tipo 2.
Pero la investigación no se detiene y en el futuro se divisan soluciones encaminadas a mejorar tanto el diagnóstico como la efectividad, incluso la prevención. Así, la industria farmacéutica, junto a otros grupos de investigación, están centrando sus esfuerzos en hallar indicadores de predicción fiables para la diabetes tipo 1, medicamentos más eficaces con un manejo más sencillo para el paciente, sustitutos de la insulina administrados por vías alternativas o fórmulas para proteger las células beta del páncreas e, incluso, sustituir las células dañadas.