La medicina personalizada ha llegado para quedarse y ya nadie pone en duda que por ella pasa el futuro de la asistencia sanitaria. La adaptación de la práctica clínica y, concretamente, de los tratamientos a cada tipo de paciente según sus características moleculares es una realidad y está dando resultados esperanzadores para muchos pacientes.
Esta medicina de precisión es especialmente útil en el área oncológica, tras descubrirse que el cáncer no es una enfermedad, sino centenares de patologías distintas y diferenciadas que se manifiestan y desarrollan de manera diferente en función de la persona afectada.
En este sentido, las pruebas de biomarcadores tumorales son instrumentos esenciales en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Se pueden utilizar para proporcionar diagnósticos precisos e identificar a los pacientes con más probabilidades de responder al tratamiento. También pueden ayudar a predecir y monitorizar la progresión de la enfermedad e identificar a los pacientes con mayor riesgo de desarrollar una afección determinada.
El uso de biomarcadores (características biológicas del cuerpo que pueden ser medidas y cuantificadas objetivamente: cualquier gen, molécula o característica derivada de tejidos o fluidos corporales, incluida la sangre), por tanto, se ha convertido una de las herramientas clínicas más importantes para los oncólogos y el desarrollo de nuevas terapias. Y su extensión tiene un importante potencial para transformar el curso de la enfermedad.
Así lo apunta un nuevo estudio impulsado por la Red Internacional de Calidad en la Patología (IQN Path), la Coalición Europea de Pacientes con Cáncer (ECPC) y la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia) y que lleva por título Impulsar el potencial de la medicina de precisión en Europa.
El estudio presenta los resultados de una investigación realizada en 2020 para evaluar la disponibilidad, calidad y reembolso de los test de biomarcadores en la Unión Europea (UE), identificar las deficiencias específicas de cada país y desarrollar recomendaciones de políticas para mejorar el acceso equitativo y la calidad de estas pruebas en el continente.
Para proporcionar una mejora en el acceso y la calidad de estas pruebas en la UE, el estudio hace recomendaciones a corto y largo plazo para contribuir a la transición hacia pruebas tumorales integrales y continuas para todos los pacientes con un diagnóstico de cáncer.
Propuestas para avanzar
Aprobación paralela del medicamento y las pruebas asociadas, adopción de un sistema nacional para la evaluación del valor de los test de biomarcadores, mayor presupuesto para financiarlas, formación de gestores, profesionales sanitarios y pacientes, recopilación de datos centralizada y exploración de nuevos horizontes en esta medicina de precisión son algunas de las recomendaciones a corto plazo descritas en el estudio. En cuanto a la visión a más largo plazo, el informe sugiere crear una infraestructura de pruebas centralizada, enfoques armonizados en todo el proceso de desarrollo de estas pruebas, intercambio de datos y directrices claras sobre las citadas pruebas integrales.
“El plan de lucha contra el cáncer de la UE establece una visión ambiciosa: aprovechar las nuevas tecnologías, la investigación y la innovación y establecer un nuevo enfoque para la prevención, el tratamiento y la atención del cáncer. Consideramos que este estudio es una contribución importante a estos esfuerzos”, declara Kathi Apostolidis, miembro de la Junta Directiva de la ECPC. “Una de las recomendaciones clave del estudio es educar a los médicos, contribuyentes, reguladores, legisladores y, sobre todo, a los pacientes acerca de los beneficios de los test de biomarcadores. Los pacientes necesitan este conocimiento para comprender mejor su condición y tener más voz en sus tratamientos”, añade Ken Mastris, presidente de la ECPC.
Nathalie Moll, directora general de Efpia, subraya que “hay muchas razones para ser optimistas sobre el futuro del tratamiento del cáncer. El desarrollo de la medicina en oncología está evolucionando rápidamente, gracias a una mejor comprensión de las causas genéticas subyacentes del cáncer. Sin embargo, no podemos permitirnos el lujo de ser complacientes. La incidencia del cáncer está aumentando en toda Europa. Por tanto, es urgente proporcionar a los médicos y a los sistemas sanitarios las infraestructuras y recursos necesarios para ofrecer los beneficios de estos avances terapéuticos a los pacientes y garantizar que el ritmo de la innovación pueda mantenerse. Este estudio es un sólido primer paso en esa dirección y esperamos trabajar con todas las partes interesadas en el ámbito de la salud y las políticas para que esto sea una realidad”.