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Hepatitis C: de patología crónica a enfermedad curable para el 95% de los pacientes gracias a los medicamentos innovadores

10:51 Farmaindustria
El 28 de julio se celebra el Día Mundial de la enfermedad, cuyo tratamiento ilustra el cambio de paradigma de la innovación farmacéutica hacia terapias cada vez más precisas
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2017-07-27, 27.07.2017

Este viernes se celebra el Día Mundial de la Hepatitis, cuya variante más conocida, la provocada por el virus VHC, causa unas 400.000 muertes al año y registró 71 millones de nuevos casos en todo el mundo en 2015, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera que eliminar la hepatitis del mundo en 2030 “no es un objetivo excesivamente ambicioso”. Y es que, en el caso de la hepatitis por VHC, la aparición de los nuevos antivirales de acción directa desarrollados por la industria farmacéutica ha permitido lo que parecía imposible hace unos pocos años: curar la enfermedad en el 95% de los casos en un plazo de apenas 12 semanas.

De hecho, la hepatitis C ilustra el cambio de paradigma que está viviendo el ámbito de la salud a través de la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos cada vez más precisos, eficaces y ajustados a cada tipo de paciente; medicamentos que en algunos casos, como el de la hepatitis C, son capaces de erradicar patologías que hasta ahora eran crónicas y suponían un sufrimiento prolongado para el paciente, abocado en ocasiones al trasplante hepático, y un importante consumo de recursos por parte de los sistemas sanitarios a lo largo de muchos años.

Así, mientras las terapias de primera generación (interferón más ribavirina) curaban al 41% de los pacientes en 1999-2000 en 48 semanas, los nuevos tratamientos antivirales combinados superan el 95% en la actualidad, y en un plazo de sólo 12 semanas. Antes, la segunda generación de fármacos (inhibidores de la proteasa más interferón, en 2011-2013) y la tercera (inhibidores de la polimerasa más interferón, en 2013-2014) lograron tasas del 80% y el 90% respectivamente.

Según reconoce la propia OMS, una vez halladas terapias eficaces contra el VHC, el reto a escala global reside en incrementar la tasa de diagnóstico y acceso a los tratamientos, ya que existen muchas diferencias en estos dos campos entre el mundo desarrollado y los países con menor nivel socioeconómico. En el caso de España, que cuenta con un Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C, más de 76.000 pacientes han recibido los nuevos tratamientos, según datos del Ministerio de Sanidad, y están, en su inmensa mayoría, libres de enfermedad.

El plan español, cuyo desarrollo se prolongará hasta 2020, tiene entre sus objetivos en esta última etapa seguir garantizando el acceso a los tratamientos innovadores, cuya tasa de curación en España es del 97% de los casos, y extender las terapias a aquellos pacientes que presentan grados de fibrosis pulmonar menos significativas (F0 y F1).

La importancia de la prevención

Sin embargo, como recuerda la OMS, sigue siendo muy importante la prevención para evitar nuevos casos, ya que, a diferencia de lo que ocurre con las hepatitis A y B, aún no existen vacunas eficaces para prevenir la infección por el VHC. Por ello, la clave reside en reducir el riesgo de exposición al virus en el entorno sanitario, en los grupos de población de alto riesgo -como los consumidores de drogas inyectables- y en los contactos sexuales.

Cabe recordar que el VHC se transmite por la sangre, generalmente al compartir material de inyección, al reutilizar o esterilizar de forma inadecuada instrumental médico-quirúrgico y a través de transfusiones de sangre y productos sanguíneos sin analizar. El VHC también se puede transmitir de una madre a su hijo durante el embarazo.

La prevención resulta pues crucial en esta enfermedad, máxime si se tiene en cuenta que, en su conjunto, las hepatitis víricas (A, B y C) causaron en todo el mundo 1,34 millones de muertes en 2015, una cifra comparable a la de las muertes por tuberculosis y superior a las provocadas por el VIH, según la OMS, que recuerda que el número de fallecimientos por hepatitis víricas está aumentando, mientras que la mortalidad por tuberculosis y el VIH desciende.

El ejemplo del VIH

El caso del VIH, que muchas veces se desarrolla en paralelo a la hepatitis C al compartir las vías de transmisión, constituye precisamente otro ejemplo de cómo los avances en la I+D de medicamentos logran cambiar por completo el pronóstico de una enfermedad.

Según el último informe de ONUSIDA, presentado el pasado 20 de julio, por primera vez en la historia de esta patología se ha registrado “una inclinación de la balanza favorable”, ya que las muertes relacionadas con el sida se han reducido prácticamente a la mitad desde 2005, pasando de 1,9 millones en 2005 a un millón en el siguiente, y más de la mitad de las personas que viven con el VIH (el 53%) tienen acceso al tratamiento.

En el mundo desarrollado, además, el VIH/sida ha pasado de ser una enfermedad mortal a una patología crónica en muchos casos. En España, por ejemplo, las tasas de mortalidad debida a esta patología se redujeron en un 93% entre 1995 y 2013, básicamente por la introducción de la llamada Terapia Antirretroviral Combinada (HAART) a mediados de los años 90 del siglo pasado.

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