Fortalecer los sistemas sanitarios y favorecer el acceso a las innovaciones de la población mediante el esfuerzo conjunto de los distintos agentes implicados (gobiernos, sociedad civil, organizaciones internacionales y sector privado) es clave para avanzar hacia la consecución de la cobertura sanitaria universal a escala global, sobre todo en los países con menores ingresos.
Lograr este objetivo sólo será posible a través de la cooperación entre los distintos agentes y mediante el respeto a los derechos de protección de la propiedad industrial, que resulta esencial para preservar el modelo de I+D que hace posible el desarrollo de nuevos medicamentos.
Así lo explica el director general de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica, Thomas Cueni, en un artículo publicado en la revista Intellectual Property Watch. “El sector biofarmacéutico es uno de los más activos, si no el más activo, a la hora de trabajar en cooperación con gobiernos, ONG e instituciones académicas con el fin de fortalecer los sistemas de salud e incrementar el acceso a los nuevos medicamentos y vacunas”, explica.
Asimismo, tras lamentar las dudas que siguen existiendo en torno a los derechos de protección de la propiedad industrial y la falta de reconocimiento del legado de la innovación y su importancia para las generaciones venideras”, Cueni aboga por una visión que explique mejor los beneficios del modelo de protección de la propiedad industrial y permita el intercambio de ideas sobre la sostenibilidad de la asistencia sanitaria.
“Es una locura –señala- negarse a aceptar que la protección de los derechos de propiedad industrial ha hecho posible la innovación de la inmensa mayoría de los medicamentos y las vacunas (…). Sin derechos de propiedad industrial, una amplia mayoría de las innovaciones farmacológicas actuales, avances médicos y medicamentos genéricos no hubieran llegado a ser una realidad”.
Tal como destaca el máximo responsable de IFPMA, la industria farmacéutica está comprometida con la mejora de su efectividad y su impacto positivo sobre la salud a través de una mayor coordinación y de la generación de nuevo conocimiento científico basado en la evidencia a partir del valor social y económico de los derechos de protección de la propiedad industrial”.
El artículo original, en inglés, está disponible en este enlace.