España está en el grupo de cabeza en materia de investigación clínica en oncología en Europa, y sus ciudadanos tienen acceso a la inmensa mayoría de las innovaciones terapéuticas en este ámbito en un modelo sanitario solidario basado en la universalidad, la calidad asistencial y la sostenibilidad. No obstante, factores como el aumento de la incidencia del cáncer, el avance de la cronicidad y el envejecimiento progresivo de la población, junto con la aparición de nuevas terapias disruptivas, hacen necesario plantear una nueva visión que garantice la calidad de la prestación y refuerce el actual modelo en el futuro.
Es clave, en este sentido, contemplar el medicamento innovador como una inversión, y no como un mero gasto en el corto plazo, ya que no sólo satisface una necesidad inmediata (la salud del paciente) sino que aporta numerosos beneficios a lo largo de los años. Hace posibles vidas con mayor calidad y más productivas, lo que se traduce en ahorros de costes tanto sanitarios (hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas…) como no sanitarios, y contribuye al crecimiento económico, tal y como han demostrado numerosos estudios.
Esencial para la financiación
En este contexto, ha llegado el momento de medir los resultados en salud de las innovaciones, y eso implica hacerlo con una visión amplia, que trascienda el corto plazo (presupuestario) y contemple todo ese valor sanitario, económico y social que proporcionan, y que debe ser esencial para determinar su financiación por parte de la Administración sanitaria, tal como explicó este martes en Madrid el presidente de Farmaindustria, Martín Sellés, durante su intervención en un debate en el VII Foro de la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO).
Estos elementos, junto con una apuesta decidida por la I+D biomédica, son algunas de las claves de futuro para reforzar la innovación en oncología en España, garantizar el acceso de los pacientes a las nuevas terapias y asegurar la equidad y la calidad de la prestación sanitaria y de vida en el país, La oncología es actualmente el área terapéutica objeto de mayores inversiones en I+D por parte de la industria farmacéutica en España, que ha incrementado de forma muy importante su esfuerzo en este ámbito hasta suponer el 49% del total de la investigación clínica, frente al 28% de 2004, tal y como como lo demuestran los datos del Proyecto BEST de excelencia en investigación clínica.
Propiedad industrial
Para mantener este firme compromiso tanto en oncología como en I+D biomédica en general resulta imprescindible, a juicio del presidente de Farmaindustria, ser capaces de “mantener el modelo de protección de la propiedad industrial basado en las patentes, que ha contribuido en las últimas décadas a garantizar el acceso de los pacientes a las innovaciones, fomentando la generación de nuevo conocimiento científico y sin comprometer la viabilidad económica del sistema sanitario”.
En este ámbito, España se ha convertido en referencia internacional en investigación clínica. De un lado, esa investigación que surge de la colaboración entre la industria farmacéutica y hospitales y otros centros de investigación públicos y privados aporta mucho al país, ya que atrae fondos para los centros españoles, permite a los profesionales sanitarios estar en vanguardia de la investigación y facilita a los pacientes un acceso temprano a nuevos tratamientos. De otro, supone una gran oportunidad para España de consolidarse entre los países líderes en investigación, lo que contribuye a generar un amplio tejido investigador público y privado, atrayendo capital internacional, en un momento en que los países avanzados compiten por crecer en el ámbito de la innovación.
Un modelo sostenible
Sellés subrayó la disposición de la industria farmacéutica para colaborar con la Administración y el conjunto de agentes del sector para avanzar en este camino. En este sentido, e insistiendo en la necesidad de avanzar con rapidez, restó importancia a los mensajes alarmistas que surgen de vez en cuando sobre la posibilidad de que la llegada de innovación comprometa la sostenibilidad del sistema sanitario. Hasta ahora, subrayó, se ha logrado un amplio acceso a los medicamentos de última generación, también antitumorales, a un coste sostenible. “Nos hemos enfrentado a innovaciones transformacionales sin poner en riesgo la sostenibilidad”, dijo. “Hemos hallado soluciones innovadoras para ello”, añadió, y puso como ejemplo las nuevas terapias contra la hepatitis C, que han permitido tratar y curar a la gran mayoría de pacientes a un coste asequible.
En esta línea, Sellés insistió en que el gasto público en medicamentos en 2018 “estuvo en el entorno del de 2010, y estimamos el crecimiento en los próximos años en aproximadamente el 2 por ciento anual. Y esto es posible porque, si bien llegan innovaciones, también caen patentes, con el consiguiente ahorro”.
Gasto sanitario
Hay que tener en cuenta, por otro lado, que en Europa los medicamentos contra el cáncer representan aproximadamente el 35% del gasto sanitario en oncología. El restante 65% corresponde a los costes hospitalarios de la atención al paciente, que incluyen otras intervenciones (cirugía, hospitalización, diagnóstico, radioterapia, etc.) y de atención primaria.
En cualquier caso, y junto a la llamada a la colaboración, Sellés pidió “reflexionar seriamente sobre la evolución del modelo sanitario ante los nuevos desafíos (envejecimiento, cronicidad, innovación), desde la perspectiva de la organización del sistema y hasta la financiación: mientras han aumentado casi un 50% los pacientes crónicos en el último lustro, según los datos del INE, la inversión en sanidad pública ha caído del 6,5% del PIB al 5,9%”. “Es posible –planteó- que haya llegado el momento de plantearnos una mayor dotación para la sanidad pública en línea con la media de los países de la Unión Europea, que está un punto por encima. Hay muchas voces sensatas que entienden que debemos aproximarnos al 7%. Debemos lograrlo en los próximos años”.