En los últimos 15 años, España ha experimentado un avance sin precedentes en materia de investigación biomédica, hasta situarse en el grupo de países con mejores condiciones de cara al futuro para acoger proyectos internacionales de I+D biomédica. Así lo puso de manifiesto el subdirector general de Farmaindustria, Javier Urzay, durante el Congreso de la Asociación de Medicina de la Industria Farmacéutica (Amife), celebrado en Madrid. Durante la mesa redonda La innovación desde la colaboración público-privada, junto al director del Instituto de Salud Carlos III, Cristóbal Belda; y el director de Innovación del Hospital del Mar, Jordi Martínez; el portavoz de Farmaindustria destacó como España es ya para muchas compañías farmacéuticas el segundo país del mundo en actividad en ensayos clínicos, sólo por detrás de Estados Unidos, y hoy, uno de cada tres estudios que se ponen en marcha en la Unión Europea se desarrollan en España.
“Este fuerte impulso a la I+D biomédica, que se ha intensificado en los últimos años, ha supuesto por ejemplo que en los últimos 15 años la inversión de la industria farmacéutica en ensayos clínicos en nuestro país se haya multiplicado por 2,5 y ya se acerca a los 900 millones de euros. Este esfuerzo de la industria, junto a la entrada en vigor en 2016 del nuevo Real Decreto de Ensayos Clínicos con el que España se adelantaba al resto de países en la adaptación de la nueva normativa europea, ha hecho posible que nuestro país se mantenga entre los países de Europa con menores plazos para iniciar un ensayo clínico”, añadió.
Urzay señaló que desde la industria, un momento clave en esta apuesta fue la puesta en marcha del Proyecto BEST, una iniciativa lanzada por Farmaindustria en 2005, en la que se integran todos los agentes públicos y privados en una plataforma de excelencia en investigación clínica de medicamentos. La plataforma comparte y monitoriza métricas de tiempos y reclutamiento de los ensayos clínicos que se realizan en España, lo que permite detectar posibles cuellos de botella y proponer soluciones. “Antes de esta iniciativa, hasta dieciséis países en Europa comenzaban antes un ensayo clínico que España. . Ahora, en muchos casos, nuestro país es el primero que recluta al primer paciente de un ensayo en toda Europa”.
Mejoras en otras cuatro áreas
Este modelo de investigación clínica nos tiene que dar las pistas, dijo Urzay, para avanzar en otras cuatro áreas de la innovación biomédica donde aún la colaboración público-privada puede desarrollarse en nuestro país. Por un lado, en la investigación preclínica y traslacional, donde, aseguró, “todavía no conseguimos que la buena investigación que hacen nuestros científicos y nuestras universidades consiga materializarse en innovación que llegue al mercado”. También debe servir para mejorar la situación del acceso a la innovación en España. “La regulación debe ayudarnos a solucionar este problema y hacer ver que el acceso a la innovación en medicamentos es vital para nuestros pacientes”.
El tercer punto para avanzar en la colaboración público-privada sería en la digitalización y el análisis de los datos sanitarios. “La aplicación en el mundo sanitario del Real World Data y de la evidencia en vida real, el Real World Evidence, abre muchas puertas a la investigación y a la medición de resultados, lo que redundará sin duda en beneficio de los pacientes”, aseguró. Por último, Urzay destacó la necesidad de establecer una estrategia de salud y de actividad asistencial con mayor participación de las compañías farmacéuticas. “Hasta ahora se nos ha visto solo como un proveedor de medicamentos, pero la industria puede ser mucho más. Podemos involucrarnos en todo el ciclo de acciones para mejorar la salud de los pacientes, desde la prevención hasta la toma del tratamiento”, explicó Urzay.
El subdirector general de Farmaindustria insistió en el valor que la investigación biomédica en general y los ensayos clínicos en particular tienen para un país moderno como España, en plena evolución hacia un nuevo modelo productivo: “Atraen fondos para el sistema sanitario; permiten a los profesionales sanitarios sumar a su experiencia clínica la labor investigadora, colocándoles en vanguardia del conocimiento, y facilitan a los pacientes un acceso temprano a los nuevos medicamentos, lo que para muchos de ellos puede ser su última oportunidad de curar o controlar su enfermedad, tras no haber respondido a otros tratamientos”.
Corresponsabilidad en el acceso a la innovación
En el Congreso de Amife también participó la directora del Departamento de Acceso de Farmaindustria, Isabel Pineros, en una mesa sobre la corresponsabilidad en el acceso a la innovación, donde participó junto a Pedro Irigoyen, de la Comunidad de Madrid; Arancha Sancho, de Facme; y Roberto Saldaña, de Eupati. Pineros resaltó la oportunidad y el reto que supone el proyecto de Real Decreto de Tecnologías Sanitarias, recientemente abierto a consulta pública por el Ministerio de Sanidad, y recordó la propuesta realizada por Farmaindustria para que este proyecto sea más ambicioso y regule todo el proceso, desde el procedimiento de precio y financiación, al acceso temprano, los acuerdos adicionales al precio y el desarrollo de los criterios de financiación. “Creemos que la finalidad de la evaluación es conseguir un marco adecuado y predecible para conseguir mejorar el acceso a los nuevos medicamentos tanto en número como en tiempo, lo que indudablemente redunda en mejor tratamiento para los pacientes”, indicó.
Además, Pineros también reclamó una mayor participación de los pacientes en la toma de decisiones relacionadas con el acceso a nuevos fármacos. “En nuestras alegaciones al Real Decreto, al igual que en todos los documentos con propuestas elaborados por Farmaindustria, -indicó- incluimos que es imprescindible contar con los pacientes. En la actualidad no existe ninguna participación ni de los pacientes ni de los profesionales sanitarios dentro del proceso de precio y financiación y en los informes de posicionamiento terapéutico se les considera exclusivamente para que emitan comentarios al documento elaborado por la Agencia Española de Medicamentos”.
“El paciente no es un paciente pasivo como el de hace unos años, es un paciente activo, formado e informado y por tanto debe ser tenido en cuenta. Atrás quedó considerarlo en el centro. No, debe estar en la mesa participando”, aseguró Pineros.