La lucha contra la Covid-19 ha respondido con hechos a la cuestión de si disponer de los mejores medicamentos es un gasto o una inversión. La pandemia ha mostrado al conjunto de la sociedad hasta qué punto la innovación farmacoterapéutica es esencial para el bienestar, la prosperidad y el futuro de cualquier sociedad moderna, más allá del gasto puntual que implica la compra de los tratamientos, y que invertir en los mejores fármacos disponibles no sólo es necesario, sino especialmente rentable.