Los laboratorios son líderes en contribución a la salud: los nuevos medicamentos, que en su inmensa mayoría son producto de la I+D de la industria, son responsables del 73% del aumento de la esperanza de vida
Trabajo estable y de calidad, igualdad en el empleo y protección del medio ambiente, otros puntos fuertes del sector, que en nuestro país es líder en inversión industrial en investigación y desarrollo
julio 2023
Mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás, asegurando la prosperidad y garantizando al mismo tiempo la protección del planeta. Este es el espíritu de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados por los más de 150 jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la histórica Cumbre de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU), de la que este miércoles se ha cumplido el cuarto aniversario.
La iniciativa responde a un llamamiento global, a todos los sectores, entidades y personas particulares para lograr, dentro de 10 años, que se cumplan los Objetivos, que cubren todos los aspectos esenciales del desarrollo humano sobre la base de la sostenibilidad, como la salud, el fin de la pobreza, la protección del medio ambiente, la disponibilidad de agua limpia y saneamiento, la igualdad de género, la reducción de las desigualdades, la producción responsable, la paz o el trabajo decente, entre otros.
La industria farmacéutica, en la medida en que trabaja para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas y fomenta un modelo económico basado en el empleo cualificado, la investigación, el desarrollo y la innovación, constituye uno de los sectores clave a escala global a la hora de lograr que en 2030 los Objetivos de Desarrollo Sostenible sean una realidad.
OBJETIVO 3: SALUD Y BIENESTAR
En lo que se refiere a la Salud y el Bienestar (Objetivo 3), la industria farmacéutica juega un papel protagonista, hasta el punto de que casi la totalidad de los medicamentos disponibles son producto de su I+D y de que la introducción de nuevos medicamentos es responsable del 73% de la prolongación de la esperanza de vida lograda en las últimas décadas. En concreto, entre 2000 y 2009 se logró ganar 1,74 años de esperanza de vida en los países integrados en la OCDE, de los cuales 1,27 años son una consecuencia directa de la innovación farmacéutica.
La actividad del sector farmacéutico ha hecho posible progresos antes impensables en el abordaje de las enfermedades más graves y prevalentes, logrando en algunos casos la curación, como ha ocurrido con la hepatitis C, y en otros muchos, el control de los síntomas y la conversión de patologías que eran mortales en dolencias crónicas cuyos pacientes tienen una esperanza de vida que, con frecuencia, se puede equiparar a la de la población general, como es el caso del sida. De hecho, acabar con la epidemia de sida y combatir la hepatitis figura como unas de las prioridades en el punto 3.3 de este Objetivo.
En cuanto a la meta de lograr la cobertura sanitaria universal para 2030, y en particular el acceso a medicamentos y vacunas seguros, eficaces, asequibles y de calidad para todos (punto 3.8), la industria farmacéutica lleva tiempo ya firmemente comprometida, tal como ha reflejado estos días, a través de un comunicado, la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma). Para el sector las claves de cara a conseguir este objetivo pasan por fortalecer la atención primaria, investigar más y mejor en salud (la industria farmacéutica es líder en este terreno, con 130.000 millones de euros inversión en I+D cada año en todo el mundo) y mejorar el acceso a los tratamientos.
es la inversión anual de la industria farmacéutica en I+D en el mundo
“Creemos firmemente –sostiene la Ifpma- que la acción colaborativa en materia de cobertura sanitaria universal es necesaria para ampliar el acceso de los pacientes a los tratamientos y, al mismo tiempo, lograr la sostenibilidad del sector sanitario a largo plazo”, logrando así un progreso continuado en términos de salud que mejore el bienestar de todos. En cualquier caso, el sector sigue “comprometido en hacer su parte a la hora de ayudar a los Estados a lograr el objetivo de la cobertura sanitaria universal y avanzar en la búsqueda de un diálogo constructivo que asegure su implementación”.
También es firme la contribución de la industria farmacéutica a la meta 3.b del Objetivo de Salud, que persigue apoyar las actividades de investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos para las enfermedades transmisibles y no transmisibles que afectan primordialmente a los países en desarrollo y facilitar el acceso a medicamentos y vacunas esenciales asequibles.
En este sentido cabe destacar que el sector es uno de los primeros contribuyentes netos a la investigación de enfermedades tropicales desatendidas, con unos 500 millones de euros al año, desarrollando más de 200 proyectos de investigación anuales. Fruto de este esfuerzo, por ejemplo, se logró reducir en casi un 80% la mortalidad por sarampión en África entre 2000 y 2014 gracias a las vacunas.
Además, la industria farmacéutica está intensificando sus esfuerzos para facilitar el acceso de los habitantes de países en desarrollo a los nuevos medicamentos y reforzar la I+D de medicamentos de especial interés para los más desfavorecidos, tal como reflejaba recientemente un amplio estudio de la Fundación para el Acceso a los Medicamentos que ha analizado el comportamiento de 20 de las mayores compañías farmacéuticas del mundo a lo largo de los últimos años en 106 países en desarrollo que acogen al 83% de la población global.
El estudio, que se centra en la situación de 47 enfermedades, destaca que los problemas de acceso a una sanidad de calidad en los países con menores ingresos se deben en realidad a un conjunto de factores, entre los que cabe destacar el déficit de profesionales sanitarios bien formados, las carencias de la cadena de suministros médicos y la necesidad de conseguir fármacos más asequibles. En este sentido, el informe destaca cómo las compañías farmacéuticas están cambiando su forma de proceder y están poniendo en marcha “nuevos modelos de negocio inclusivos” para llegar a las poblaciones de los países con menos ingresos. Además, se ha duplicado el número de grandes compañías (de 8 a 17) que cuentan con indicadores específicos para medir el acceso a los nuevos tratamientos en los citados países.
OBJETIVO 5: IGUALDAD DE GÉNERO
El quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible se centra en lograr la igualdad de género, y en concreto destaca, en su meta 5.5, la necesidad de “asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública”. Se trata de un ámbito en el que la industria farmacéutica, en su calidad de sector industrial, figura a la cabeza del tejido productivo y está plenamente comprometida. Y es que, al margen de los programas dedicados a la igualdad y diversidad, la conciliación laboral, el acoso y la violencia de género en cada compañía de forma individual, el sector presenta uno de los índices más altos de presencia femenina en puestos directivos y la menor brecha salarial del conjunto de la economía española.
Así, en los niveles de mayor responsabilidad el sector farmacéutico presenta tasas de empleo femenino mucho más elevadas que la media empresarial: los comités de dirección de las compañías farmacéuticas cuentan con un 41,3% de mujeres, es decir, 3,4 veces más que la media de las grandes empresas del IBEX-35, que es del 12,1%. Además, el 21,5% de los primeros ejecutivos en el ámbito de la industria farmacéutica innovadora son mujeres, 3,7 veces más que en las empresas del IBEX-35, donde el porcentaje es del 5,9%. También es muy destacable la presencia femenina en una de las áreas más críticas para el sector, como es la I+D, donde dos de cada tres puestos están ocupados por mujeres, según los datos de la última Encuesta de Empleo de Farmaindustria.
OBJETIVO 8: TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
Otro de los objetivos donde es más relevante la contribución de la industria farmacéutica es el octavo, que persigue “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”. Pues bien, la industria farmacéutica, como líder en inversiones en I+D y en empleo de calidad, constituye uno de los sectores tractores para las economías desarrolladas, y cumple con metas como la 8.2, centrada en “lograr niveles más elevados de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación”.
En este sentido, las empresas fabricantes de productos farmacéuticos que hay en España generan una producción valorada en más de 15.000 millones de euros (el 24% del conjunto de la alta tecnología del país), mientras que, a escala mundial, la producción de la industria farmacéutica asciende a unos 750.000 millones de euros. Se trata, además de un sector en crecimiento, como lo demuestran las cifras en Europa, donde la industria farmacéutica ha logrado una notable expansión a lo largo de los últimos 15 años: en 2015, el sector generó en su conjunto productos por valor de más de 238.000 millones de euros, lo que supone un incremento del 90% con respecto al año 2000.
En cuanto a otro de los aspectos clave del Objetivo 8, el “trabajo decente”, el sector mantiene en España uno de los modelos de empleo de mayor calidad, caracterizado por su estabilidad (un 94,2% de los empleos son indefinidos), su alta cualificación (un 62,4% son titulados universitarios) y su tipo de dedicación (sólo el 1,5% de los empleados indefinidos trabaja a tiempo parcial). También avanza firmemente en la consecución de la meta del empleo juvenil (8.6) en la medida en que, frente a las elevadas tasas de desempleo que afectan en España a los jóvenes, en la industria farmacéutica es precisamente el colectivo de menores de 30 años el que ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos años (un 12,5% más en 2017), de forma que más de uno de cada cuatro nuevos contratos (27,8%) corresponde a jóvenes.
OBJETIVO 9: INDUSTRIA, INNOVACIÓN E INFRAESTRUCTURAS
En la misma línea que el anterior, el Objetivo 9 se centra también en la vertiente económica y productiva, destacando la importancia de las infraestructuras de calidad, la contribución de la industria al empleo de calidad (reflejado ya en el punto anterior), el aumento de la investigación científica y la mejora de la capacidad tecnológica, señas de identidad todas ellas de la industria farmacéutica.
En lo que se refiere, por ejemplo, a la investigación, la industria farmacéutica es responsable del 20,3% de la inversión en I+D del tejido industrial español, lo que la sitúa a la cabeza de los sectores productivos en este capítulo, en el que el crecimiento ha sido relevante y sostenido en los últimos cinco años. En cuanto a la tecnología, el sector figura también a la cabeza en exportaciones de productos de alta tecnología, con el 25% del total en España, según refleja la última Memoria anual de Farmaindustria, lo que refleja el firme compromiso del sector con este capítulo.
Los laboratorios exportan por valor de 11.000 millones de euros al año
OBJETIVO 12: PRODUCCIÓN Y CONSUMO RESPONSABLES
Lograr un consumo y producción sostenible consiste en “fomentar el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora del acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales”. Así consta en el Objetivo 12, que persigue también “crear ganancias netas de las actividades económicas mediante la reducción de la utilización de los recursos, la degradación y la contaminación, logrando al mismo tiempo una mejor calidad de vida”.
Este Objetivo, también fuertemente incardinado con la protección del medio ambiente, como reflejan las metas 12.4 y 12.5, forma parte también de las actuaciones de la industria farmacéutica en España, en la medida en que es el principal impulsor del sistema Sigre, una entidad sin ánimo de lucro cuya actividad se centra en el reciclaje y tratamiento medioambiental de envases y residuos de medicamentos.
Sigre, iniciativa de cooperación de la industria farmacéutica con los mayoristas farmacéuticos y las oficinas de farmacia, trabaja con un doble objetivo: el medioambiental, reduciendo los perjuicios medioambientales que los envases y restos de medicamentos pueden ocasionar, mediante la prevención de los residuos en origen y el correcto tratamiento medioambiental de los residuos generados, y el sanitario, favoreciendo la no acumulación de medicamentos en los hogares y sensibilizando al ciudadano sobre los riesgos sanitarios derivados del uso inadecuado de los mismos.
Peso por habitante de envases vacíos o con restos de medicamentos recuperados a través de los puntos Sigre
OBJETIVO 17: ALIANZAS PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS
El último de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se centra en uno de los ámbitos más destacables para la industria farmacéutica: la capacidad de lograr alianzas para alcanzar objetivos conjuntos, una forma de actuar que es habitual en el sector tanto en el terreno de la I+D como en el de la sostenibilidad y la cooperación con países en vías de desarrollo. En el caso de la I+D farmacéutica no hay que olvidar que la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos se lleva a cabo cada vez más dentro de un esquema de colaboración público-privada tanto en la etapa preclínica como en la clínica, con el desarrollo de ensayos clínicos de la mano de hospitales y otros centros sanitarios en un marco internacional. Por eso en el caso de España la mitad de los fondos dedicados a I+D por parte de las compañías farmacéuticas se dedican a proyectos extramuros en colaboración con universidades, centros de investigación y hospitales públicos y privados.
Otro ejemplo de la contribución de la industria farmacéutica al desarrollo de alianzas en el ámbito de la I+D es el programa Farma-Biotech de Farmaindustria, que permite poner en contacto a los investigadores preclínicos con proyectos con potencial innovador con las compañías farmacéuticas capaces de asumir el desarrollo de nuevos fármacos, y que ha movilizado hasta el momento más de 500 proyectos de investigación.
En el ámbito del cuidado del medio ambiente, y como ya se ha citado, el más claro exponente de cooperación es Sigre, producto de la colaboración entre laboratorios, mayoristas y oficinas de farmacia y entidad de referencia internacional.
La capacidad de la industria farmacéutica de alcanzar alianzas en materia de sostenibilidad económica y el acceso de los pacientes a la innovación queda también de manifiesto con actuaciones como el Convenio por la Sostenibilidad, el Acceso y la Innovación suscrito entre Farmaindustria y el Gobierno de España. El acuerdo, orientado al control presupuestario, se suma a las muchas iniciativas y soluciones que en los últimos años han ido ideando administraciones sanitarias y compañías farmacéuticas (techos de gasto, riesgo compartido…) y establece que si el gasto público en medicamentos crece más de lo que lo hace el PIB la industria devuelve la diferencia. El Convenio permite, por tanto, a incorporar la innovación sin alterar las cuentas públicas, lo que contribuye a un acceso equitativo de los pacientes a los medicamentos y asegura la sostenibilidad futura del sistema sanitario en España.
analizados desde 2011 en el programa Farma-Biotech