El cáncer de pulmón es uno de los tumores con mayor incidencia y el que provoca el mayor número de muertes en el mundo, y su principal factor de riesgo es el consumo de tabaco, hasta el punto de que el 80% de las personas con cáncer de pulmón son o han sido fumadores, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). De esta forma, según estiman los oncólogos, si se lograra eliminar el tabaquismo este cáncer de convertiría en un tumor infrecuente.

Acabar con el tabaquismo y mejorar las opciones terapéuticas de quienes sufren una de sus consecuencias más graves, el cáncer de pulmón, es tarea de todos. Combinar los esfuerzos en materia de prevención y concienciación con los avances en el diagnóstico precoz y el tratamiento médico de las patologías asociadas al tabaquismo permitirá dibujar un futuro más esperanzador para los pacientes.

Lograr nuevos y más eficaces medicamentos para combatir el cáncer de pulmón forma parte de este frente común contra la enfermedad. En este sentido, la industria farmacéutica viene intensificando sus esfuerzos en materia de I+D en los últimos años en esta área terapéutica.

De esta forma, sólo en España se han registrado en los últimos cinco años más de 200 ensayos clínicos de nuevos medicamentos contra el cáncer de pulmón, de los que más del 90% han sido promovidos directamente por la industria farmacéutica, según se desprende de los datos incluidos desde 2013 en el Registro Español de Ensayos Clínicos (REEC).

El cáncer de pulmón es, además, uno de los tumores que genera mayores esfuerzos en materia de I+D biomédica por parte de la industria, ya que representa el 22% del conjunto de los ensayos clínicos correspondientes al área de oncología.

Por otro lado, las compañías han empezado a dar los primeros pasos para abordar un nuevo y prometedor esquema de la investigación clínica en cáncer que se centra más en el perfil genético de cada tumor que en el órgano donde aparece, respondiendo así a los nuevos paradigmas que plantea la medicina de precisión.

En este ámbito hay dos tipos diferentes de ensayos clínicos: los llamados basket trials (ensayos de cesto, en inglés), que permiten estudiar si fármacos efectivos en pacientes con tumores en otros órganos pueden funcionar también en personas con cáncer de pulmón que comparten el mismo biomarcador; y los umbrella trials (ensayos paraguas, en inglés), donde a los pacientes de cáncer de pulmón se les divide según el biomarcador que expresa cada uno de sus tumores y se les aplican diferentes tratamientos experimentales ajustados a esa mutación genética en concreto.