La vacunación es una de las medidas de salud pública más efectivas; prácticamente ninguna intervención humana, excepto el acceso al agua potable, puede rivalizar con la inmunización para combatir enfermedades prevenibles y reducir las tasas de mortalidad. Este martes se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Poliomielitis, una enfermedad que constituye uno de los mejores ejemplos de cómo una vacunación adecuada es capaz de poner contra las cuerdas a una patología que causaba hace unas décadas cientos de miles de contagios, con una elevada invalidez y mortalidad de los pacientes, y hoy está muy cerca de ser erradicada.
La poliomielitis no tiene cura, pero sí se puede evitar a través de la vacunación. Es una enfermedad muy contagiosa que afecta principalmente a los niños menores de 5 años y que puede provocar en determinados casos parálisis irreversible. Constituía una de las principales amenazas para la salud infantil, por lo que en 1988 se lanzó la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis, encabezada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Rotaria Internacional, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Desde aquel momento, cuando había 350.000 casos anuales en más de 125 países donde la poliomielitis era endémica, y hasta hoy, los casos de esta enfermedad han disminuido en más de un 99%, hasta el punto de que en 2016 sólo se notificaron 37 casos, según informa la Organización Mundial de la Salud.
En todo este tiempo se ha vacunado a más de 2.500 millones de niños y se han evitado más de 10 millones de casos de parálisis infantil, según las estimaciones de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA), que espera que esta enfermedad sea la segunda, tras la viruela, en ser erradicada del mundo.
El año pasado, el 85% de los lactantes de todo el mundo recibieron tres dosis de la vacuna antipoliomielítica, y la patología sólo es endémica hoy en tres países: Afganistán, Nigeria y Pakistán. Según destaca la OMS, algunos países libres de poliomielitis han sufrido nuevos casos por virus importados, y hasta que la enfermedad se haya erradicado por completo todos los países, sobre todo aquellos que sufren guerras o inestabilidad, están en situación de riesgo.
“Pese a los progresos que se han hecho desde 1988, mientras siga habiendo un solo niño infectado por poliovirus, los niños de todos los demás países siguen en riesgo de contraer la enfermedad”, destaca la OMS, que advierte de que “los virus pueden propagarse rápidamente en las poblaciones no inmunizadas” y que “el fracaso de la erradicación de la poliomielitis podría ocasionar en todo el mundo hasta 200.000 casos nuevos al año en un periodo de 10 años”.
Junto a los enormes beneficios que supondrá en términos de salud para la población mundial, la erradicación de la poliomielitis tendrá también un importante efecto beneficioso en términos económicos y de productividad ya que, según los modelos manejados por la citada organización internacional, permitirá ahorrar entre 40.000 y 50.000 millones de dólares en los próximos 20 años, sobre todo en los países de menores ingresos.
El caso de España
En España, el último caso de polio autóctono se registró en 1988. Desde entonces, la patología se considera erradicada, al igual que en el conjunto de países europeos en el año 2002. Por tanto, según explica la Asociación Española de Vacunología (AEV), en España sólo existiría riesgo de contraer la enfermedad en caso de contagio en uno los países donde sigue siendo endémica, a través de casos importados o por la aparición de algún caso excepcional en personas inmunizadas antes de 2004 con la vacuna atenuada de administración oral (VPO), que se introdujo en 1963 y comenzó a sustituirse en 2004 por la vacuna parenteral inactivada (VPI). Esta última es la utilizada actualmente en los calendarios vacunales, en combinación con otras. En cualquier caso, se mantiene vigente el llamado Plan de acción para mantener a España libre de polio, liderado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Para Farmaindustria, el caso de la poliomielitis ilustra cómo la acción combinada entre la industria farmacéutica -que se ocupa de desarrollar medicamentos innovadores- y las autoridades sanitarias, los organismos internacionales y distintas entidades públicas y privadas consigue avances muy relevantes al combatir o controlar enfermedades que en la actualidad siguen generando gran carga de morbimortalidad en el mundo.