Bajo el título “Convirtiendo a la industria farmacéutica en un motor de desarrollo económico y social” fue presentado hoy en Madrid el “Informe Moya-Angeler” sobre la industria farmacéutica en España, un documento que analiza la contribución de este sector al desarrollo económico español en el que, bajo la dirección de Joaquín Moya-Angeler y la coordinación de PricewaterhouseCoopers, han participado representantes de distintos ámbitos de la sociedad como los ex ministros de Sanidad Julián García Vargas y Ana Pastor; el ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales Manuel Pimentel; el director general de la Fundación COTEC, Juan Mulet; el presidente de Everis, Fernando Francés; el profesor de la Universidad Pompeu Fabra Jaume Puig; el presidente del Foro Español de Pacientes, Albert Jovell; y el abogado Daniel García-Pita.
Este informe se elaboró en octubre de 2008, con el objeto de identificar las claves para convertir a la industria farmacéutica en un motor económico y social en España, coincidiendo con los primeros síntomas de la crisis económico-financiera que vivimos actualmente. Dos años después, se reúnen las circunstancias para aplicar las conclusiones de este trabajo y que contribuya a avanzar en la consolidación de un nuevo modelo productivo que permita ser más competitivos en el entorno económico actual.
El informe hace hincapié en que en los últimos años la economía española creció a tasas superiores a las de nuestros vecinos europeos y a las de los países de la OCDE siguiendo un patrón de crecimiento económico apoyado en elementos poco sostenibles a medio y largo plazo que ha hecho que el modelo se haya agotado. Así, resalta que desde el punto de vista de la estructura productiva, el crecimiento económico de los últimos años se ha focalizado principalmente en sectores con bajos niveles de valor añadido, productividad y capacidad de innovación tecnológica, frente a una cierta atonía de la producción industrial y de otros servicios de mayor valor añadido. Insiste en que existe consenso sobre la idea de que para mantener el proceso de convergencia real de España con su entorno es necesario desarrollar políticas que potencien la productividad a través del incremento de la dotación de capital físico y del aumento y mejora del capital tecnológico y humano de la economía.
En este sentido, el informe Moya-Angeler subraya que aunque España está todavía lejos de los países líderes en innovación, durante los últimos veinte años se ha realizado un importante esfuerzo inversor en I+D, mejorando la capacidad de desarrollar y comercializar productos innovadores. No obstante, defiende que el fortalecimiento del sistema nacional de innovación exige, no sólo aumentar la inversión pública en I+D, sino también fomentar la inversión privada estableciendo los incentivos necesarios y estimular la transferencia y difusión de la tecnología a través de mecanismos efectivos de colaboración público-privada.
Según los participantes en este informe, España debe poner todos los medios a su alcance para evolucionar desde un tejido productivo basado en la industria tradicional y en sectores con baja productividad hacia un modelo en el que la innovación y los sectores de alto valor añadido constituyan un motor de crecimiento económico, ámbito en el que el sector farmacéutico puede jugar un papel muy destacado como sector eminentemente innovador que cuenta con claras ventajas competitivas, entre ellas, una infraestructura de investigación de primera línea mundial y un tejido productivo asentado en nuestro país, que le permiten aportar un valor diferencial en términos económicos y de calidad de vida para la población.
Entre las ventajas competitivas más relevantes de este sector el informe destaca: i) la existencia de un vigoroso entramado de investigación biomédica, público y privado en nuestro país con investigadores de primer nivel; ii) el liderazgo del sector en investigación, alcanzando su contribución casi el 20% de toda la inversión industrial en I+D en España; iii) un Sistema Nacional de Salud muy eficiente, de alta calidad asistencial y que garantiza la cobertura universal; iv) y una gran sensibilización por parte de los poderes públicos sobre la importancia de la investigación biomédica, entre otras.
Sin embargo, el informe Moya-Angeler considera que la I+D+i farmacéutica en España se encuentra ante una dualidad de elementos que obstruyen o favorecen su crecimiento, y que el impulso a su desarrollo y su contribución al crecimiento de la economía española requiere que los agentes públicos, Gobierno Central y Comunidades Autónomas, así como la industria y los agentes sociales, trabajen conjuntamente en un modelo que permita desarrollar los elementos facilitadores y superar los obstáculos existentes.
Entre las barreras al desarrollo de la I+D+i farmacéutica en España se refiere: i) a la creciente competencia de los países en desarrollo; ii) a la competencia de otros países con tradición en el sector farmacéutico; iii) a la globalización del sector, que hace que muchas decisiones de inversión se tomen fuera de España; iv) a la regulación económica del sector farmacéutico, que ha conducido a que Europa haya perdido su atractivo para la captación de la inversión en I+D frente a Estados Unidos; v) a una regulación económica que no ha valorado específicamente los aspectos de la I+D farmacéutica; y vi) a la ausencia de una tradición de partnership público-privado en España.
En cambio, entre los elementos que los participantes en el informe consideran que pueden facilitar el cambio, se citan: i) la gran apuesta de la Unión Europea por la I+D; ii) el consenso existente en España sobre la relevancia de la I+D; iii) la apuesta política de un Pacto de Estado por la Ciencia; iv) un Sistema Nacional de Salud con gran calidad y cobertura universal; v) un sistema de investigación biomédica fuerte y diversificado; vi) un tejido industrial fuerte, compuesto por compañías nacionales e internacionales, con disposición a invertir en un entorno favorable; vii) un importante mercado de medicamentos en España; o viii) la experiencia de otros países en programas de partenariado y diálogo industria farmacéutica-Gobierno.
El informe Moya-Angeler aborda también la sostenibilidad del sistema sanitario, afirmando que debe contemplarse desde una perspectiva holística, teniendo siempre en cuenta los deseos de la sociedad para mejorar su calidad de vida y no concentrarse exclusivamente en la contención de costes de aquellos elementos que benefician claramente a la sociedad, mejorando la calidad y efectividad clínica, o que permiten ahorrar recursos actuales y futuros, como es el caso de los medicamentos. Al respecto, señala que, sin perjuicio del necesario control del gasto, es preciso crear también otros mecanismos que introduzcan el concepto de eficiencia, equilibrando los intereses públicos y privados, promoviendo hábitos de vida saludables en la población y la utilización racional de los medicamentos, reflexionando sobre el sistema de incentivos en el sector sanitario, abriéndose a la innovación y flexibilizando las estructuras organizativas y los roles de los profesionales, entre otras áreas de actuación.
En este escenario, y poniendo de manifiesto la contribución de la industria farmacéutica a la sostenibilidad del sistema sanitario, el informe plantea la necesidad de una asociación estratégica de la Administración y de la industria farmacéutica, que establezca un horizonte de desarrollo previsible y elimine incertidumbres, al tiempo que se preocupe por la sostenibilidad general del sistema, en un clima de diálogo donde se reconozcan los intereses de todos los agentes del sistema. Para ello propone un modelo de relaciones sostenible a largo plazo, sustentado en la creación de un “partenariado” entre los distintos agentes involucrados, que permita que todos los objetivos se equilibren, y se evite así la imposición de unos frente a otros en busca de mejores posicionamientos a corto plazo.
El reto, en definitiva, es conseguir el establecimiento de un “partenariado” público –privado que permita llevar a cabo un trabajo conjunto entre los distintos agentes para alcanzar objetivos comunes que no sería posible lograr de manera individual. El informe Moya-Angeler concluye que el diálogo entre todos los agentes resultante de dicho partenariado puede dar lugar a un marco de actuación para el sector que permita simultáneamente la disponibilidad de los medicamentos más innovadores y su adecuada utilización, el fomento de una actividad investigadora fuerte, la sostenibilidad del sistema sanitario y el fomento de una industria biomédica farmacéutica dinámica, capaz de responder ágilmente a los retos del mercado.