La industria biofarmacéutica innovadora ha estado bajo el foco social estos años de pandemia ante la necesidad de desarrollar con la mayor rapidez posible vacunas contra la Covid-19. Ha sido una prueba de esfuerzo para este sector, pero también le ha permitido mostrar su compromiso con la salud de las personas y su capacidad de respuesta con el hito histórico de lograr vacunas eficaces y seguras en menos de un año.
Asimismo, la pandemia ha mostrado la estrecha relación entre medicamentos y la investigación que los hace posibles con la salud, la economía y el bienestar social, lo que ha abierto nuevos debates en Europa y España sobre aspectos como el papel de la investigación biomédica, la excesiva dependencia de países asiáticos en producción de medicamentos y la importancia de contar con una industria farmacéutica sólida.
En este contexto, las compañías biofarmacéuticas se han convertido en un activo estratégico para los países y su fortalecimiento redundará en una mejor atención sanitaria y mayor prosperidad económica y social. Éste ha sido el principal mensaje lanzado durante la jornada La industria biofarmacéutica innovadora, palanca del bienestar económico y social. Un abordaje integral, celebrada este miércoles en Barcelona e impulsada por Foment del Treball, Farmaindustria y la consultora KREAB.
La secretaria general del Departament de Salut de Cataluña, Mercè Salvat, ha destacado que “Cataluña se ha convertido en un destino prioritario para realizar ensayos clínicos a nivel global y ocupa la sexta posición en Europa y la novena a nivel mundial”. Además, Salvat ha puesto de manifiesto los “beneficios que la innovación tiene para los pacientes y que por ello por lo que la Generalitat tiene previsto inaugurar el Bio Hub, un centro de terapias avanzadas”.
Por su parte, el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, ha subrayado que “la innovación biofarmacéutica aporta un incuantificable valor social mejorando la salud la población, impactando en el incremento de la esperanza de vida, en la mejora de la supervivencia y disminuyendo la mortalidad”. Además, Sánchez Llibre ha apuntado que “el coste adicional que suponen las innovaciones farmacéuticas a medio y largo plazo se ve ampliamente compensado por el ahorro neto en los costes totales, aspecto que contribuye a garantizar la sostenibilidad financiera del sistema sanitario”.
“Si bien la pandemia mostró al mundo la importancia de tener un ecosistema de innovación biomédica fuerte, ahora ha llegado el momento de construirlo como sociedad, apuntalarlo y conseguir que el potencial estratégico de nuestro sector extienda sus beneficios en todos los ámbitos, tanto sanitario como económico y social”, ha aseverado el presidente de Farmaindustria, Jesús Ponce. “Pero nada tendrá sentido si apartamos los ojos de los pacientes. Necesitamos que la innovación llegue a todo el mundo y lo haga rápido, para que España pueda mantener el liderazgo alcanzado en ensayos clínicos y que los pacientes puedan beneficiarse de esos fármacos prometedores desde esos momentos iniciales”, ha apostillado Ponce.
En este sentido, Cristina Fontgivell, socia directora de la oficina de KREAB en Barcelona, ha destacado la importancia de “seguir avanzando en el desarrollo de proyectos de colaboración público-privada que sitúen a nuestro país a la vanguardia de la innovación y al mismo tiempo se traduzcan en avances significativos para los pacientes”.
2023 es un año clave para este sector, que ya trabaja con el Gobierno en el desarrollo del Plan Estratégico para la Industria Farmacéutica, que el Ejecutivo quiere anunciar en el primer semestre del año y que se asentará sobre tres pilares: el impulso de marcos de colaboración público-privada y un ecosistema de innovación sólido; el establecimiento de cadenas de suministro de medicamentos resilientes, y la creación de un modelo de evaluación y financiación de la innovación para que los pacientes tengan acceso rápido y equitativo a los nuevos medicamentos, mediante una inversión sostenible en Sanidad.
Este nuevo plan sectorial coincide en el tiempo con una revisión de la legislación farmacéutica en el seno de la UE. Será la primera en 20 años y dará como resultado final una Estrategia Farmacéutica Europea, que supone una oportunidad única de recuperar la competitividad perdida por el continente en materia de I+D biomédica frente a otros territorios como Asia y Estados Unidos.
Estos asuntos y otros como la sostenibilidad del sistema de salud o la fabricación nacional de medicamentos como medida de seguridad estratégica han sido abordados por representantes de las autoridades sanitarias, centros de investigación, profesionales sanitarios, pacientes, start-ups y compañías biofarmacéuticas en la jornada, con el objetivo de crear un diálogo constructivo entre los principales actores del sector.