En la década de los noventa, Europa era líder en investigación y desarrollo biomédico a nivel mundial. Desde entonces el continente ha ido perdiendo peso en inversión en I+D farmacéutica dentro del contexto internacional en favor de otros actores, especialmente de Estados Unidos y China. Porque a pesar de que entre 1990 y 2019 la inversión en este campo se multiplicó en nuestro continente por 4,5, en Estados Unidos lo hizo por nueve.
En consecuencia, Europa ha perdido el 25% de su peso en I+D biomédica en las últimas dos décadas, como refleja un reciente informe de la Federación de la Industria Farmacéutica Europea (Efpia).
Una situación similar se refleja en la investigación clínica. Del total de ensayos clínicos iniciados en 2021 en el mundo, hasta el 30% se pusieron en marcha en países de Asia, mientras que Estados Unidos fue la segunda región, con el 27%, y Europa ocupa ya el tercer lugar, con el 23% del total de los ensayos. La tendencia a largo plazo observada es el aumento de la proporción de ensayos clínicos realizados en Asia (principalmente China y Corea del Sur), que ha crecido más del 10% en la última década, indica el informe EFPIA Pipeline Innovation Review hecho público a finales del año pasado.
Estos son algunos de los datos que aparecen en un vídeo elaborado por Farmaindustria con la mirada puesta en la futura Estrategia Farmacéutica Europea, que supondrá una gran revisión de la legislación farmacéutica, la primera en 20 años, y que marcará el devenir del sector para los próximos ejercicios o incluso décadas. Se prevé la reforma tanto de la legislación farmacéutica general, como de la normativa sobre medicamentos huérfanos y pediátricos.
El objetivo de la regulación es mejorar la disponibilidad y el acceso de todos los ciudadanos europeos a los medicamentos, que aumente la competitividad y la innovación, a la vez que se garantiza la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.
Por tanto, Europa está ante una oportunidad única para garantizar que la región pueda beneficiarse de la vanguardia en I+D, responder rápidamente a las necesidades de los pacientes europeos y volver a ser líder mundial en innovación farmacéutica. Y para ello se necesitan incentivos a la propiedad industrial y un marco regulatorio estable que proteja a la industria farmacéutica.
Desaprovechar esta oportunidad pone en riesgo el avance y la recuperación de Europa en el área de la investigación biomédica. Existe un riesgo real de trasladar aún más la I+D a otras regiones, como está ocurriendo ya, y que los pacientes sufran las consecuencias en forma de retrasos en el acceso a los últimos avances científicos y, por tanto, salud y calidad de vida.
Esto está ocurriendo de forma especialmente grave en las terapias avanzadas (génicas, celulares y tisulares) utilizadas para enfermedades graves y algunos tipos de cáncer. En estos tratamientos innovadores, el número de ensayos clínicos en Europa es tres veces menor que en China y la mitad que en Estados Unidos, como refleja el informe de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia).