España dedica un 6,4% de su PIB a la sanidad pública, mientras que la media de los países desarrollados de la eurozona es del 8,2%, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) correspondientes al año 2019 (últimos disponibles). “Esta diferencia, crónica, ya que se viene constatando desde hace años, nos hace insistir en la necesidad de que nuestro país dedique más recursos a su sanidad pública. Lo hemos visto durante la pandemia. Aunque nuestro Sistema Nacional de Salud tiene muchas fortalezas, también se han mostrado sus importantes debilidades”. Así lo expresó el director del Departamento de Relaciones con las CCAA de Farmaindustria, José Ramón Luis-Yagüe, en un encuentro de la Fundación Bamberg sobre innovación y gestión oncológica.
Además, los problemas en la evaluación de medicamentos y su incorporación a la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud están impactando también en el acceso que tienen los pacientes españoles a la innovación farmacológica, indicó. “Nos preocupan los retrasos en el acceso de los pacientes en España a los nuevos medicamentos. Es sabido que otros países europeos, que dedican más recursos a la sanidad, como Alemania o Francia, son también los primeros en disponibilidad de los tratamientos innovadores. Tenemos que conseguir que, con independencia de dónde vivan, todos los ciudadanos puedan tener acceso con la mayor rapidez a los nuevos medicamentos”, añadió Luis-Yagüe.
Sistema de salud centrado en el paciente
El portavoz de Farmaindustria insistió en la necesidad de mejorar la solvencia del sistema sanitario en España, para que sea capaz de hacer efectivo el derecho constitucional a la protección de la salud de los ciudadanos. Esta solvencia pasa -afirmó- por una asistencia sanitaria que sea universal, equitativa, accesible y de la mayor calidad posible; un sistema que mida los resultados en salud de los nuevos tratamientos, y reconozca el valor sanitario, económico y social de la sanidad. La sanidad no es un gasto, es una inversión, recordó. “En definitiva -dijo-, necesitamos que el sistema sanitario esté realmente centrado en las necesidades del paciente y oriente sus actuaciones tomando en consideración sus necesidades y preferencias”.