La innovación terapéutica es la razón de ser de la industria farmacéutica, cuyo trabajo es investigar y desarrollar nuevos medicamentos y ponerlos a disposición de los pacientes. “La buena noticia es que hay en marcha una gran cantidad de innovación farmacéutica, más de 8.000 medicamentos actualmente en investigación, y los que tengan éxito van a ser capaces de transformar la vida de muchas personas”. Así lo resaltó este miércoles el subdirector general de Farmaindustria, Javier Urzay, en una mesa sobre los avances en la innovación terapéutica en el marco del Foro Nacional de Innovación en Ciencias de la Salud 2021, organizado en Madrid por la Fundación Bamberg.
En muchas de esas innovaciones ya se están viendo resultados muy prometedores, destacó Urzay. “Por ejemplo, en terapias combinadas para el tratamiento de distintos tipos de cáncer; en terapias génicas; también con los avances que se están produciendo con las terapias CART o las vacunas de ARN mensajero, o los nuevos tratamientos para enfermedades como la esclerosis múltiple, la hepatitis B y el VIH, e incluso el Alzheimer, una gran asignatura pendiente”.
La otra buena noticia, apuntó, es que España participa activamente de la investigación, dado que ocupa una posición de vanguardia internacional en ensayos clínicos. “Se ha demostrado durante la pandemia, donde hemos sido el primer país europeo en la realización de ensayos para buscar tratamientos frente a la Covid-19. Y esto no es casual, sino el reflejo de años de trabajo conjunto entre la industria farmacéutica, la Agencia Española de Medicamentos, los hospitales, los profesionales clínicos y los propios pacientes”, explicó. Esta posición de referencia -añadió- supone un gran beneficio para todo el Sistema Nacional de Salud. “Primero, para los pacientes en España, porque a través de su participación en ensayos clínicos pueden disponer de esa innovación incluso años antes de que sea aprobada; pero también para los profesionales médicos, ya que participando en estos ensayos consiguen estar a la vanguardia en su especialidad, y para el propio país, que consigue atraer inversiones de las compañías farmacéuticas”.
El acceso a la innovación, un reto urgente
Sin embargo, afirmó Urzay, también hay aspectos que mejorar en este ámbito. El principal es que en España el procedimiento para fijar precio y financiación pública de dicha innovación se ha hecho cada vez más lento e impredecible. “Esto está provocando un importante retraso en el acceso de los españoles a nuevos tratamientos que repercute directamente en la calidad del sistema sanitario”, dijo. Y recordó que, de acuerdo con los datos del estudio WAIT de 2020, realizado por la consultora Iqvia, en España sólo están financiados por el sistema público el 54% de los fármacos autorizados en Europa en los últimos años, frente al 88% en Alemania y a los más del 70% de Italia e Inglaterra y el 63% de Francia, y el tiempo medio de aprobación de los nuevos medicamentos supera los 450 días, muy por encima de los países de referencia. “Se trata de una responsabilidad de todos reducir estos tiempos y debemos trabajar junto a la Administración para agilizar los procesos de aprobación y financiación”, afirmó.
En este sentido, el subdirector general de Farmaindustria subrayó además que la incorporación de esta innovación no supone una amenaza económica para los sistemas sanitarios. “Podemos incorporar esta innovación de forma sostenible”, dijo. La evolución de los datos sobre el gasto sanitario y farmacéutico confirman este hecho. “De 2003 a 2019 la economía española creció de media un 2,8% anual, mientras que el gasto sanitario en su conjunto lo hizo en un 3,8% y el gasto farmacéutico estuvo por debajo: un 2,7% anual. No supone por tanto una amenaza”, afirmó. Además, en los próximos años caerán patentes de medicamentos que afectarán a un mercado un 45% superior al del quinquenio precedente, dejando más espacio para financiar nuevas terapias. También resaltó que, gracias a las herramientas y tecnologías actuales, es posible medir con más precisión los resultados en salud y conocer realmente el valor añadido que supone para la sociedad la incorporación de cada nuevo medicamento.