Muchas personas desconocen que por cada euro que se invierte en nuevos medicamentos el sistema público de salud puede ahorrar entre 2 y 7 euros en otros servicios sanitarios, o que los nuevos fármacos son responsables de directos de hasta un 73% del aumento de la esperanza de vida en las sociedades desarrolladas, de un 70% de la mejora de los índices de supervivencia en cáncer y del 47% de las muertes evitadas en enfermedades cardiovasculares.
Esta es la realidad que muestra la evidencia científica, como recoge el informe El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021, realizado por la Fundación Weber con el apoyo de Farmaindustria. Los autores del profuso informe -que se presentó el pasado marzo- demuestran a través de numerosos casos el ahorro de costes directos e indirectos de los medicamentos, su importante impacto en los resultados en salud y calidad de vida de las personas y la contribución que la industria farmacéutica realiza a las economías en las que está implantada.
Por lo tanto, la innovación biomédica genera un importante valor social que debe ser tenido en cuenta por las autoridades para contribuir a su impulso, y, por ende, el medicamento no puede ser considerado un gasto, sino una inversión que redunda a medio y largo plazo en los sistemas sanitarios y en el conjunto de la sociedad. Como ha quedado demostrado durante esta cruda pandemia, en los nuevos medicamentos y vacunas están las respuestas a las emergencias sanitarias, pero también son la mejor arma para salir de la profunda crisis económica y social provocada por el SARS-CoV-2.
Más allá del coronavirus, otras patologías se vienen beneficiando del efecto de los nuevos medicamentos. El cáncer, el VIH, el asma, la hepatitis C, la esclerosis múltiple o las enfermedades raras destacan en los últimos años como receptoras de importantes beneficios en supervivencia y calidad de vida.
Por otro lado, la industria que hace posible estos avances, la farmacéutica, se ha posicionado como uno de los principales sectores generadores de valor añadido, empleo de calidad y competitividad de las economías desarrolladas. Es un sector líder en I+D, con más de 150.000 millones de euros de inversión anual en todo el mundo, una inversión que no ha dejado de crecer en los últimos 25 años. En España, el 19% de toda la inversión industrial en I+D procede la industria farmacéutica.
Asimismo, es una fuente de empleo de calidad: indefinido, cualificado y diverso. En nuestro país, la industria farmacéutica da empleo directo a más de 42.000 personas, dos de cada tres con estudios superiores y un 52% mujeres. Y, por último, es un sector tractor para la economía: cada euro en producción genera entre 1 y 2 adicionales en otros sectores, y cada empleo directo genera hasta 4 indirectos e inducidos.
Todos estos datos y muchos más se pueden consultar a partir de hoy, de manera ágil e interactiva, en la página web de Farmaindustria, en el espacio El valor del medicamento, que incluye un nuevo resumen de las principales aportaciones de los nuevos fármacos desde una perspectiva global.