Promover un envejecimiento saludable de la población y gestionar la cronicidad son dos de los grandes desafíos de nuestro sistema sanitario. Y el instrumento disponible para darles la mejor respuesta es la innovación biomédica. Así lo puso de manifiesto el director del Departamento de Relaciones con las Comunidades Autónomas de Farmaindustria, José Ramón Luis-Yagüe, en la mesa de debate Gestión del acceso a los medicamentos de alto impacto, organizada este lunes por la Fundación Bamberg.
Garantizar, por tanto, el acceso a esa innovación debería ser una prioridad y una tarea compartida por todos los agentes del sistema sanitario, como quedó de manifiesto durante el coloquio. En este sentido, Luis-Yagüe subrayó que para incorporar cuanto antes los nuevos medicamentos al Sistema Nacional de Salud, en primer lugar, “se debería destinar a la asistencia sanitaria al menos los mismos recursos que destinan los países de nuestro entorno o con los que se nos compara dentro de la Unión Europea”. Recordó que antes de la pandemia el gasto sanitario público en España era de apenas el 6% del PIB, cuando una década antes era el 6,5% y mientras la media europea supera el 7%. Con respecto al gasto público en medicamentos, en 2010 era el 1,58% del PIB, y en 2019, el 1,46%.
Estos datos son la muestra de que el sistema ha sido capaz de incorporar los nuevos medicamentos innovadores en esta última década -incluso en los años más duros de la anterior crisis-, en los que se ha producido un aumento sin precedentes del número de personas que padecen alguna enfermedad crónica, sin comprometer su viabilidad, reflexionó Luis-Yagüe.
“El Sistema Nacional de Salud cuenta con mecanismos potentes para lograr el necesario equilibrio entre el acceso a las terapias más innovadoras y su sostenibilidad, como son la pérdida de patentes -entre 2017 y 2021 representará una caída del mercado un 56% superior a la que se produjo entre 2012 y 2016 por ese mismo motivo-, el sistema de precios de referencia (que iguala los precios de los medicamentos originales con los de los genéricos) o los nuevos modelos de financiación pública (riesgo compartido, pago por resultados, descuentos por volumen de ventas, techos de gasto, etc.)”, enumeró el portavoz de Farmaindustria.
Por este motivo, demandó elevar el análisis, trascender el corto plazo y un cambio de óptica en la toma de decisiones para financiar y fijar el precio de la innovación en España: “Es el momento de tener en cuenta más factores además del beneficio clínico que aporta un nuevo medicamento. Se deben considerar también el ahorro en costes sanitarios que supone una innovación o los ahorros en costes indirectos en ámbitos como la productividad laboral. Si no empezamos a añadir estas consideraciones nos estaremos equivocando”, afirmó.
Luis-Yagüe participó en este encuentro on line junto a representantes de política farmacéutica de las comunidades autónomas, como Iñaki Betolaza (País Vasco), Carlos Garcia Collado (Andalucía) y Elena Casaus (Madrid), así como los portavoces de compañías farmacéuticas Beatriz Casado (Biogen) y José Vicente Galindo (Chiesi).