La apuesta de la industria farmacéutica por la inversión en I+D, desarrollada cada vez más en colaboración con hospitales, universidades y otros centros de investigación públicos y privados, ha permitido la aparición de nuevos medicamentos que han sido capaces, junto a otros adelantos en el terreno del diagnóstico y el tratamiento, de proporcionar importantes avances en materia de salud. Así, en los últimos 20 años se han producido grandes logros en la medicina que se han traducido en incrementos de la esperanza media de vida. Sólo en la primera década de este siglo se ganaron 1,74 años de vida en los países desarrollados, de los que el 73% se puede atribuir directamente al efecto de los nuevos medicamentos. Es decir, la inversión en medicamentos innovadores es la mayor responsable del aumento de la esperanza de vida en estos países.
“Estos datos demuestran la importancia que tiene para las sociedades actuales la innovación farmacéutica y por qué debemos considerar una inversión, y no un gasto, los fondos destinados al cuidado de la salud”, señaló este viernes José Ramón Luis-Yagüe, director del Departamento de Relaciones con las CCAA de Farmaindustria, en una nueva edición del Encuentro Global de Directivos de la Salud, que organizó el medio especializado Redacción Médica en colaboración con la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa). Luis-Yagüe participó en una mesa de debate junto a Luis Carretero, gerente del Departamento de Salud de Denia (Alicante); Sandra Flores, directora de la Unidad de Gestión Clínica de Farmacia Hospitalaria en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, e Ibrahim Hernández, director gerente del Hospital General de Albacete.
Como destacó el representante de Farmaindustria, la apuesta por los medicamentos innovadores, además de poner a disposición de los pacientes los mejores tratamientos, ofrece concretos resultados en salud, contribuye a la sostenibilidad del propio sistema y favorece el crecimiento de la economía del país. “Como hemos podido comprobar durante esta pandemia, resulta difícil no coincidir en que los medicamentos innovadores son una inversión rentable y coste-efectiva tanto en términos económicos como desde una perspectiva social”.
Resultados en la vida real
Para comprobar esta rentabilidad, ahora es posible medir los resultados en salud para un gran número de pacientes y en distintos momentos del proceso asistencial. “Tenemos la ventaja de que en la actualidad es posible almacenar, procesar y analizar estos datos con metodologías científicas para mejorar el tratamiento de los pacientes. Podemos analizar de forma robusta el valor real que aportan en la práctica las distintas alternativas terapéuticas y de esa manera empezar a desarrollar las posibilidades que abre la llamada medicina personalizada”, afirmó.
Por ello, desde la industria farmacéutica se trabaja en colaboración con las administraciones sanitarias en aspectos como “la identificación de productos disruptivos antes de su llegada al mercado o en la medición y evaluación de forma continuada de cuál es el valor que aportan estos medicamentos, en función de sus resultados en la vida real”, apuntó.