Como cada año, el mundo conmemora el 4 de febrero a la lucha contra el cáncer, a la que muchos denominan la epidemia del siglo XXI. Este título no parece desacertado, porque no se trata de una sola enfermedad, sino que aglutina a un numeroso y heterogéneo grupo de patologías que cada vez tienen una mayor prevalencia en la población, dadas las crecientes tasas de envejecimiento, el aumento del diagnóstico, los programas de detección precoz y una mayor exposición a factores de riesgo como el tabaco, el alcohol, la obesidad, la contaminación o el sedentarismo.
Las cifras del cáncer en España, que cada año publica la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), ofrecen una idea de la epidemia: para 2020 se prevé que se superen en nuestro país los 277.300 pacientes diagnosticados con un tumor -160.000 hombres y 117.000 mujeres-, y se estima que para 2040 serán más de 29 millones los nuevos casos anuales diagnosticados en todo el mundo.
La industria farmacéutica no es ajena a esta realidad y en los últimos años viene demostrando su compromiso con esta necesidad creciente dentro de los sistemas sanitarios para poner a disposición nuevos antitumorales cada vez más precisos y efectivos. ¿La prueba? Según los últimos datos del Proyecto BEST (la iniciativa de Farmaindustria para el fomento de la investigación clínica en España), uno de cada dos ensayos clínicos promovidos por las compañías farmacéuticas innovadoras se centran en el área oncológica.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ha cerrado 2019 con 309 autorizaciones de ensayos clínicos para cáncer. Y otra prueba: hay más de 1.800 nuevos medicamentos en desarrollo para estas patologías en el mundo que también se deben al esfuerzo innovador de las compañías farmacéuticas.
Las cifras de la supervivencia
Este impulso a la investigación biomédica en oncología, que es el área que más ha crecido en los últimos años junto con la I+D en enfermedades raras (un 25% de las nuevas aprobaciones corresponden a medicamentos huérfanos), permite el control de la patología durante más tiempo, aumenta la supervivencia y mejora la calidad de vida de los pacientes. En concreto, los nuevos antitumorales disponibles en estos últimos 20 años han incrementado las tasas de supervivencia a 5 años para los tipos de cáncer más comunes (mama, próstata, colorrectal y pulmón). Esta evolución también ha sido favorable en los casos de tumores metastásicos, como por ejemplo en cáncer de piel, donde se ha pasado de una cifra de supervivencia del 5% al 50% en sólo diez años.
Un reciente informe sobre la mortalidad por cáncer en Europa lo confirma. Aunque entre 1995 y 2018 la incidencia de casos de cáncer en los países de la Unión Europea ha aumentado casi un 50% -pasando de 2,1 millones de diagnósticos a 3,1 millones-, la mortalidad sólo lo ha hecho en un 20% -de 1,2 millones en 1995 a 1,4 millones en 2018-.
El estudio, Comparator Report in Cancer in Europe 2020, realizado por el Instituto Sueco de Economía de la Salud por encargo de la Federación de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia), es una actualización de varios informes publicados entre 2005 y 2016 sobre las diferencias entre los países europeos en términos de carga de enfermedad, costes y acceso del paciente a nuevos medicamentos contra el cáncer. Los autores del estudio destacan cómo el aumento de la mortalidad por cáncer en este periodo es claramente menor que el incremento correspondiente a la incidencia del cáncer, lo que ha conducido a una brecha cada vez mayor entre incidencia y mortalidad.
El estudio Supervivencia de cáncer en España, 2002-2013, de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan) –que analiza datos de registros poblacionales de cáncer correspondientes a trece provincias y tres islas-, también arroja esperanzadoras cifras de supervivencia de los pacientes oncológicos. Este indicador está aumentando de forma continua en nuestro país y se sitúa ya en el 55,3% para los hombres y en el 61,7% para las mujeres a los cinco años del diagnóstico. Son tres puntos más de media para el total de cánceres en el periodo 2008-2013 con respecto al lustro anterior.
A pesar de estos buenos resultados, la inversión en medicamentos oncológicos en España (no sólo innovadores) supuso 1.862 millones de euros, según datos de cierre de 2018 facilitados por la Dirección General de Cartera Básica y Farmacia del Ministerio de Sanidad. Esta cifra representa alrededor del 10% del gasto farmacéutico público y el 2,8% del gasto sanitario público. Estos porcentajes son inferiores a las cifras que se manejaban hace un lustro, cuando eran menos los casos de cáncer diagnosticados y había menos opciones terapéuticas disponibles.
La revolución de las terapias CAR-T
Y es que la innovación farmacéutica ha contribuido significativamente a los avances en oncología más relevantes de las últimas décadas, desde los revolucionarios fármacos contra el cáncer de mama de mitad de la década de los 90 hasta las terapias dirigidas para tumores de pulmón, próstata, colon y piel extendidas a comienzos de la pasada década, pasando por la inmunoterapia. Hoy son las conocidas como terapias CAR-T, un paso más precisamente en inmunoterapia, las que han llegado para revolucionar el abordaje de los tumores, fundamentalmente hematológicos y en muchos casos infantiles, lo que supone una nueva puerta abierta a la esperanza para muchos pacientes y sus familias.
Estas terapias han modificado la práctica clínica y manejan unos índices de curación del 85%. En España ya son decenas de pacientes los que se están beneficiando de las CAR-T suministradas por los hospitales de referencia designados por el Ministerio de Sanidad.
Todos estos indicadores y novedades sobre el cáncer y sus tratamientos están disponibles desde hoy en el espacio El valor del medicamento oncológico, en el que se incluyen actualizados, además de datos sobre incidencia, inversión o nuevas terapias, resultados obtenidos gracias a los nuevos fármacos en algunos de los tumores más prevalentes.
“El cáncer es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las sociedades modernas, y la industria farmacéutica se ha convertido en un aliado estratégico para los sistemas sanitarios para poder hacerle frente”, señala el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés.
Investigación, colaboración y acceso al medicamento
En su opinión, la relevante mejora en las cifras de supervivencia de los pacientes oncológicos es la gran prueba de que las aportaciones de las compañías innovadoras se están traduciendo en resultados en salud, si bien es cierto que “aún queda mucho por hacer. Pero la respuesta no puede ser de un solo agente; el abordaje del cáncer es una cuestión de todos: administraciones, industria, profesionales sanitarios, investigadores y pacientes”.
En esta línea de colaboración, y a partir de la llamada de atención que hace unos meses hizo la SEOM sobre las desigualdades en el acceso a los medicamentos oncológicos, el director general de Farmaindustria subraya como desafío común que “los pacientes oncológicos puedan tener acceso a las innovaciones disponibles para cada patología en igualdad de condiciones en todo el territorio nacional y así asegurar la mayor calidad de la prestación farmacéutica en todo el SNS”. Las compañías farmacéuticas están comprometidas con la conciliación entre acceso al medicamento y sostenibilidad del sistema sanitario (de ahí medidas de racionalización como los acuerdos de riesgo compartido, los techos de gasto o el Convenio de colaboración entre Gobierno y Farmaindustria para el control presupuestario), explica Arnés, y “eso debe ayudarnos a garantizar que todos los pacientes en España dispongan del tratamiento que necesitan”.